Democracia y popular son dos conceptos muy queridos por la Izquierda Abertzale Oficial, pero es evidente que lo que ellos entienden cuando los mencionan en su discurso político poco o nada tienen que ver con lo que interpretamos los demás. Es más, me atrevería a decir que poco o nada tienen que ver con ninguno de los distintos significados de esas palabras.
Son y han sido constantes las denuncias de Batasuna al sistema político vigente despreciándolo como un sistema antidemocrático o que no garantiza ni tan siquiera las reglas básicas de una democracia. Cuando lo hacen no se refieren exclusivamente a la reciente Ley de Partidos y a su ilegalización. Las denuncias vienen de antiguo, de tiempos de la transición y responden fundamentalmente al hecho de que su particular proyecto político no fuera aceptado por la mayoría de la sociedad y la clase política.
Para la Izquierda Abertzale Oficial nada que sea distinto de lo que ellos defienden y propugnan puede ser realmente democrático. Ellos, vanguardia del pueblo vasco (aunque nunca hayan preguntado al pueblo vasco si quiere que ellos sean su vanguardia) tienen la propiedad exclusiva de una suerte de label de calidad que da el visto bueno de lo que es democrático o no.
Ellos creen ser los únicos que tienen las claves necesarias para interpretar la verdadera voluntad del pueblo vasco y cuando esa supuesta voluntad no es aceptada por todos los demás como si de una verdad suprema y revelada se tratara nada de lo que resulte podrá ser democrático. La Democracia no es para ellos el libre ejercicio y desarrollo de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía, sino la recta, constante y unidireccional manifestación de esa extraña, oculta y hasta cabalística voluntad vasca que sólo ellos conocen. E, insisto, estas críticas al sistema no tienen nada que ver con la actual situación, ya que cuando podían presentarse a las elecciones (y decidían participar o no según les vienera en gana) también decían lo mismo.
Algo parecido ocurre cuando hablan de lo popular, de los movimientos populares o de las iniciativas populares, etc. Para que algo sea popular el requisito fundamental no es que responda a las preocupaciones de un sector importante o mayoritario de la sociedad; tampoco lo es que sea algo querido o impulsado por sectores desfavorecidos (populares) de la sociedad; desde su punto de vista, algo es popular única y exclusivamente cuando ellos están presentes y con su presencia lo hacen popular o, mejor dicho, cuando ellos son los que lo controlan. En el mismo momento en que pierden el control de una organización, actividad, propuesta o movimiento, éste deja de ser popular para convertirse en una parte más del sistema contra el que hay que luchar.
En definitiva, la Izquierda Abertzale Oficial sigue inmersa en el universo simbólico y en la cultura política antidemocrática de las llamadas “democracias populares” que eran democráticas y populares porque así lo había decidido una pequeña minoría (que se veía a sí misma como la vanguardia, aunque tampoco preguntara nunca al respecto) ejerciendo toda la violencia tanto verbal como física que fuese necesaria contra quien se le ocurriera opinar de forma distinta.
Es triste y lamentable que alguien tenga tan poca capacidad de autocrítica como para seguir los pasos de las grandes dictaduras comunistas y todavía es peor que sigan engañando a quien conoce la violenta historia del siglo XX. Esperemos que nadie esté pensando en ellos a la hora de conformar una alternativa, ya que si alguien ataca el derecho a decidir esa es precisamente la Izquierda Abertzale Oficial.