Tras varias décadas de conflicto, con cientos de muertes, personas encarceladas, torturadas, miles de kilómetros recorridos inútilmente por culpa de la dispersión, miles de personas amenazadas de muerte por el terrible delito de pensar diferente, y en definitiva mucho odio esparcido a lo largo y ancho de Euskal Herria, parece ser que el actual momento, éste y no otro, es el más adecuado para optar, definitivamente y sin vuelta atrás, por las vías exclusivamente políticas para resolverlo.
Leo textualmente en el comunidado de la izquierda abertzale oficial: “El análisis de los últimos 30 años y de la actual situación nos permite afirmar con contundencia que gracias a nuestro esfuerzo y lucha hemos creado las condiciones objetivas para abordar con garantías una apuesta decidida por el cambio político y social, lo que instala el proceso de liberación nacional y social en una nueva fase política a la que los y las independentistas de izquierda debemos hacer frente, otra vez, con responsabilidad histórica.” “El instrumento para este cambio de fase es el Proceso Democrático. La lucha y acumulación de fuerzas, la negociación y el acuerdo son los ejes sobre los que se debe afianzar, desarrollar y concluir el Proceso Democrático”
Como es habitual, una sincera autocrítica –“gracias a nuestro esfuerzo y lucha”- precede a unas conclusiones tremendamente novedosas, como es la revolucionaria idea de “negociación y acuerdo, en una fase de proceso democrático”. Gracias por enseñarnos el camino, nunca se nos hubiera ocurrido. De haber llegado a esas conclusiones unos años antes, nos hubiéramos ahorrado mucho sufrimiento, pero claro, todavía no se daban las “condiciones objetivas”. Por eso, cuando hace ya unos cuantos años otros partidos tomaron el mismo camino que ell@s ahora “eligen” eran unos “traidores” y “poltroneros”, mientras que ell@s siguen siendo referentes en la lucha nacional hacia la libertad gracias a su novedosa y valiente iniciativa.
Pero: ¿cuáles son esas “condiciones objetivas”, que gracias a su esfuerzo y lucha posibilitan que ahora –y no antes- se den esas garantías por el cambio político y social?
¿Quizás un nacionalismo vasco excluido del poder en los dos principales órganos de gobierno de Hego Euskal Herria, por primera vez en la reciente historia parlamentaria, y amenazado en otros tantos ámbitos de poder, por mor de las ilegalizaciones?
¿Puede ser la evidente desunión de las fuerzas nacionalistas vascas, con constantes enfrentamientos internos y entre sí? ¿Será su atomización, quizás? (salvo en Nafarroa, con una Nafarroa Bai constantemente criticada por Batasuna, por cierto) ¿O a lo mejor la sólida unión del frente españolista es una de las “condiciones objetivas”?
¿Tal vez un euskara amenazado ante políticas lingüísticas cuya prioridad es asegurar exclusivamente el conocimiento del castellano y, aquí en Nafarroa, del inglés?
¿Es posible que sea la situación económica, con constantes pérdidas de derechos por parte de los y las trabajadoras a cambio de concesiones al gran capital multinacional?
¿Una ETA en condiciones de exigir tremendas contrapartidas al Gobierno Español, debido a su situación de fortaleza? No lo acabo de ver…
¿Una ilegalización que está llevando a Batasuna a la marginalidad, por muchos esfuerzos que hagan por evitarlo? ¿La reacción de la inmensa mayoría de la sociedad vasca, que mira las barbaridades y atropellos que Batasuna está sufriendo por parte del gobierno español como las vacas al tren? ¿A qué es debida esta pasividad social? ¿Hubiera pasado lo mismo hace venticinco años?
Me inclino por esta última, aunque comprendo que los y las responsables de la izquierda abertzale oficial no puedan admitirlo, porque significaría reconocer la victoria de la estrategia –tan injusta y antidemocrática como eficaz- del PSOE y PP. Pero –aun comprendiendo esta negativa- lo que me parece más indignante es comprobar cómo siguen dando lecciones al resto… Que lo tengan en cuenta en EA (y allí donde estén interesados en llegar a acuerdos a corto plazo), porque en cuanto se sientan con fortaleza volverán a erigirse en genuinos representantes de la “lucha” o “movimiento independentista”, y los demás pasaremos a ser de nuevo “traidores”, “poltroneros” o “tibios”. ¿La izquierda abertzale no tiene ninguna responsabilidad en la actual situación? Sé que nunca hablan de ETA, con el argumento de no formar parte de la misma (aunque tampoco lo hacen del gobierno español o del PNV, Aralar, etc, y está constantemente en su boca) pero, ¿qué responsabilidad tiene ETA en esta situación? ¿Únicamente el “esfuerzo y lucha que ha creado las condiciones objetivas”?
Sin un cambio nítido de actitud ante el pensamiento divergente, y algo de autocrítica, no les veo compartiendo ningún tren con nadie, salvo con aquellos que necesiten imperiosamente a gente para echar leña al fuego porque se van quedando sin brazos…
A ver, a ver, ojalá sea pronto, pero no se trata de encontrarnos por encontrarnos, para sacar un buen resultado electoral y punto, sino para hacer política de verdad entre tod@s, y para eso hacen falta ciertos cambios de actitud.
Por ejemplo, y dando por obvio el más notorio cambio de olvidarnos de la violencia como eje de la influencia política, echo de menos una mínima actitud de autocrítica. Creo que si, al igual que en los últimos 30 años, nos limitamos a decir lo bien que lo estamos haciendo y lo mal que lo hacen los de enfrente, nada cambiará, con 12, 15 o 9 diputados. Si no, a la primera discrepancia estaremos como siempre, reprochando al otro lo mal que lo hace, desde nuestro reino de Taifas.
Y UPSN descojonándose, claro.
Noto cierto resquemor… pero a ver si nos encontramos todos de una vez por todas.